DEVOCIONAL – COMUNIÓN PARA SER TRANSFORMADOS

DEVOCIONAL – COMUNIÓN PARA SER TRANSFORMADOS

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.” (Salmos 32:8)

Esta es una palabra que llena de paz especialmente en este tiempo de confinamiento, en el que Dios está sacando de nuestro corazón y de raíz todo lo que no es de Él. Las palabras que escuchamos constantemente nos revelan el deseo de Dios por adorarle, no sólo a nivel personal sino también en familia, construyendo un altar con quienes vivimos para consagrar nuestro hogar a Él.

Sin embargo, nuestras fallas constantes nos pueden hacer pensar que no estamos pasando la prueba, yo lo he meditado… y me entristece pensar en el corazón del Padre cuando vuelvo y le fallo y Él vuelve y me dice: es que si no fijas la mirada en Mi estarás siempre de caída en caída porque solo en mi hay transformación real.

La palabra de hoy nos dice «Te haré entender«, para mi es una palabra de esperanza en el propósito del Padre en mi vida porque no dice que lo intentará, dice que lo HARÁ; es decir, en Él el propósito de mi vida es un SI y un AMÉN, te haré entender es lo lograré en ti y eso me da paz porque a veces pensamos que nuestro carácter es tan fuerte que no lo lograremos, pero sabemos que aquel que comenzó la obra en nosotros, la perfeccionará cada día y podemos descansar en esta promesa (Filipenses 1:6) porque nosotros no somos más fuertes que nuestro Dios.

«Te enseñaré el camino«, me invita a una comunión permanente y constante con Él, a hablarle cuando abro los ojos y pedirle que me muestre hoy el camino perfecto que trazó para mí en este día, mientras estoy en la ducha contarle mis expectativas y mis temores, al cocinar y hacer mis trabajos de la casa pidiéndole que pula cada parte de mí para no volver a lo que era antes y que me avergüenza tanto… y así… poder pasar el día a su lado en una constante comunión con Él tan profunda que sus caminos sean claros para mí.

Porque ahí están trazados para que yo ande segura pero muchas veces el ruido del día a día no nos permite escucharlo a Él y terminamos siendo aconsejadas por el enemigo cuando nuestro Padre está ahí esperando que lleguemos a Él y podernos aconsejar.

«Fijaré mis ojos en ti«, Dios no nos pierde de vista, Él está atento a que sus hijos no resbalen, Él vela por nosotros porque Su palabra dice que no duerme el que me cuida (Salmos 121:3b). Tenemos un Padre real, vivo y así debe ser nuestra relación con Él y aún más en este tiempo de prueba.

Oremos porque Dios revele lo que hay dentro de nosotros que ni nosotros mismos conocíamos, que nos quite vendas y podamos ver con claridad qué es lo que NO le agrada al Padre y de su mano, solo de su mano entregarlas en la cruz y ofrecerle un sacrificio de muerte diario de nuestro viejo yo, gastado y obsoleto, por nuevos corazones llenos de misericordia y humildad para cambiar todo lo que Él nos diga, por mentes renovadas en El para acatar su palabra sin discutirla, amarla, atesorarla y cumplirla por obediencia y amor a Él, pero también con la firme convicción de que no hay mejor camino ni mejor propósito que el que fue diseñado por nuestro creador desde antes de que naciéramos.

GV – Casa de Refugio

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