“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. (Romanos 1:16-20 RVR60)
¿Cómo podría una persona recibir la cura de su enfermedad si no sabe que está enfermo? Sin duda la rechazaría, alegando que no hay nada malo en él, pues nadie tomará un medicamento para sanar una enfermedad que desconoce.
Esto es lo mismo que sucede con los que no conocen a Cristo y su justicia, podrían pensar que no lo necesitan, que son buenos porque no han matado ni robado a nadie. Resulta que la palabra de Dios nos dice algo distinto frente a este tema: La humanidad es culpable. El hombre debe ser diagnosticado, debe conocer cuál es su naturaleza, una naturaleza pecaminosa que tiene tendencias a lo carnal, a lo malo, así mismo, debe saber que existe la ira de Dios en contra del pecado: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” (v.18). Es importante que el hombre sepa por qué necesita a Dios, de qué necesita salvarse, “…por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres…” (Romanos 5:18a RVR60), el apóstol Pablo señala que TODOS los hombres han sido condenados por el primer pecado de Adán. Desde ese momento la humanidad recibió el castigo de la condenación y culpabilidad.
Ahora, conociendo nuestro diagnóstico, a próposito de las puertas que están siendo restauradas en la Operación Nehemías que se lleva a cabo en Casa de Refugio, una de ellas es la Puerta del Pescado, que simboliza la obra evangelística. Es el momento de dar a conocer al mundo el remedio:
Alabado sea nuestro Padre Celestial, que fue diseñado desde la eternidad un plan de salvación para esta humanidad, consumado una vez y para siempre en el sacrificio de la sangre de un cordero sin mancha en la Cruz del Calvario, nuestro Jesucristo, el que completa la cita anterior: “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida” (Rom. 5:18). De manera que, en Jesucristo se encuentra nuestro remedio, nuestra cura, nuestra salvación. El mundo debe conocer que esa obra nos brinda la salvación en el mismo instante en que creamos en ella: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe” (v.17a), es decir, no habrá nunca poder o acción que le permita al hombre obtener o “ganarse” la salvación sino es por medio de la Fe en Jesucristo.
Oro al Padre para que Su eterno poder y deidad nos conduzcan en amor por las almas que aun no lo conocen, que no nos avergoncemos del evangelio, que llevemos su buena nueva de salvación con orgullo y pasión. Recordemos que el Evangelio es PODER DE DIOS PARA SALVACIÓN.
MALS – Casa de Refugio
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