Reverencia a la soberanía de Dios

Romanos 9:14_24 RVR1960: “¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no solo de los judíos, sino también de los gentiles?” 

 En estos versos leídos, vemos claramente un atributo divino que, en lo personal, siempre me ha impactado profundamente y ante el cual me inclino en reverencia, es la SOBERANIA DE DIOS.

Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece”.

Nuestra humanidad siempre quiere satisfacer nuestros deseos más profundos, sin embargo, el amor de Dios revelado en nuestro corazón nos debe llevar a una plena confianza en Él.  

Dios tiene sus propias formas de obrar, las cuales nuestra mente humana no alcanza a comprender. Lo que si estamos llamados a comprender hoy, es su amor infinito e incondicional por sus hijos; es decir, nosotros, los que creemos y confiamos en él, en su esencia, en su carácter y su buena voluntad.

Aunque no tiene comparación, no obstante podemos ejemplificar el amor de un padre por sus hijos, si bien es cierto, le explicamos algunas veces a nuestros hijos nuestro proceder, hay momentos que debemos actuar por su bien, así ellos no comprendan, eso es soberanía paterna. Cuánto más nuestro Padre celestial, que lo sabe todo, absolutamente todo.

Sin embargo, hay algo que nuestro Dios no canjea y es su soberanía, soberanía que nos guarda, nos protege y nos lleva a salvación.
Mi amada iglesia de Cristo, eso es confiar en Aquel que no tiene machas, que no maquina, que es Perfecto, Divino y que en nada es comparable con su amor y su favor por ti, porque ha derramado gracia sobre tu vida para salvación y vida eterna en él.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (EA)
#MimetaesSanar

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