Paz a los “de lejos” y Paz a los “de cerca”
La profecía del libro de Isaías encuentra similitud en su organización con la Biblia, los primeros 39 capítulos del texto al igual que los 39 libros del Antiguo Testamento, hacen alusión a Ley y el gobierno de Dios y los 27 últimos capítulos, así como los 27 libros del Nuevo Testamento, nos presentan la gracia y salvación de Dios. El capítulo 57 en el que me adentraré en líneas venideras está ubicado en esta etapa postrera, en donde el profeta presenta “la salvación del Señor que viene por medio del Siervo Sufriente”, es decir, el Señor Jesucristo.

Este capítulo retrata el fin de los tiempos, y presenta, por un lado, un contrataste entre el actuar del justo y el malvado y, por otro, en el consuelo que encontrará el primero y la condenación que está destinada para el último. Sin embargo, quiero concentrar esta breve reflexión en los versículos 18 y 19 del texto, que dice:
Isaías 57:18-19 RVR1960: “18 He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; 19 produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré.”

El pueblo judío había experimentado el sufrimiento del exilio y desarraigo propio de un contexto de cautividad que devino como consecuencia de sus pecados; sin embargo, Dios afirma que se apiadará de ellos, que los devolverá a su tierra, los sanará, pastoreará y guiará por una senda de paz.

Está misma promesa, es una verdad para ti y para mí, Dios sentencia que “ha visto mis caminos”, esto es, mis luchas, aflicciones, dudas, pecados, intenciones, dolor (aquí puede incluir TODO por lo usted ha atravesado y lo que aflora de su corazón), pero también asevera que, ÉL se encargará de sanarme, pastorearme, consolarme, e incluso, de producir en mí “fruto de labios”, a fin de darme paz, una paz que es no sólo para los que están cerca sino también para los que hoy se sienten lejos.

Muchas veces me he sentido así, lejos de Dios, no escucho su voz, me ha costado incluso entender su palabra, pero ÉL siempre ha encontrado la forma de enderezar mi camino, con amor hacerme ver y entender su cercanía, al leer este pasaje recordé que él produce todos los buenos frutos en mí y a pesar de mí, siempre me ha rodeado, cuidado y sostenido.

Dios no hace acepción de personas, sentirse lejos es “un momento”, porque la verdad es que, ÉL ES y ESTÁ, su paz y consuelo están tocando a la puerta, es por esto por lo que la tristeza y desesperanza no nos debe hacer dudar que esto es para ti y para mí, a pesar del momento que se esté experimentando, si ÉL TOCA simplemente tengo que abrir para ver su paz y sanidad abundante, porque Dios jamás rechaza a un corazón contrito y humillado.

Devocionales Refúgiate en su Palabra Casa de Refugio (PHMM)

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