El Nacimiento de tu Promesa

Lucas 2:6-7 RVR95: “Aconteció que estando ellos allí se le cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.”

A veces suelo preguntarme, ¿qué habría pasado si José hubiera desistido de su propósito ante las adversidades? Cuando pienso en él siempre doy gracias por su obediencia y disposición de corazón.

Leyendo este pasaje no puedo dejar de imaginarme la situación tan compleja que vivieron María y José en ese momento. El nacimiento de Jesús era la mayor bendición de sus vidas, fueron escogidos para criar al Hijo de Dios, sin embargo, nació como foráneo, ya que a raíz del empadronamiento, sus padres habían tenido que viajar a la ciudad de origen de José y, ¡oh sorpresa!, la ciudad estaba llena, ellos solos, humildes y no había una sola cama para el Hijo de Dios, ¿qué podía pasar por sus mentes? Las cosas no salieron como las esperaban, ¡Señor nos mandaste a hacer algo que no pedimos!, ¿dónde estás en este momento? podrían haberse preguntado.

Pero Dios no había perdido el control y menos del nacimiento del Salvador del mundo. José y María no tendrían porqué saberlo, pero siempre estuvo planeado que sucediera así, la profecía era tal cual: Jesús debía nacer en un pesebre. Y aquí uno podría pensar: Tus bendiciones Señor no siempre vienen en el empaque que esperamos y no por eso dejan de ser bendiciones, mucho menos Dios deja de tener el control y ser Soberano, porque Dios siempre estuvo con ellos.

Reflexionando sobre este pasaje encontré tres aspectos a resaltar:

1. Tu propósito no depende de lo que tengas para ofrecer. El nacimiento de Jesús se dio en condiciones de total vulnerabilidad y penuria, pero el propósito no era que llegara con un estruendoso recibimiento, sino que su muerte trajera una estruendosa victoria. No mires lo que tienes como un semáforo de quién eres para Dios, Su Hijo no tuvo nada y la palabra nos dice que está sentado a Su diestra, gobernando con Él. Nadie te recordará en el mundo por lo que tuviste sino por lo que fuiste para las personas.

2. El tiempo de Dios es perfecto. María y José pudieron pensar en ese momento que algo falló, no era el lugar perfecto, o por lo menos digno para el nacimiento de Jesús, seguramente en su casa estaba su cuna y todas las comodidades con las que esperaban a su primer hijo, pero no fue así, las circunstancias parecían adversas. En aquel pesebre no encontraron comodidad, pudieron haberse quejado ante Dios porque claramente no la estaban pasando bien, pero confiaron en la promesa, el Señor siempre estuvo en control de todo, hasta de las estrellas del cielo y de los peligros aledaños. El nacimiento debía ocurrir así para que las profecías se cumplieran. Puede que estés pasando por una circunstancia adversa que te saca de la comodidad, de tu zona de confort, esa es la que te ayudará a ver hecha realidad tu promesa.

3. Tu bendición es exactamente lo que necesitas. María y José no buscaron que el nacimiento de Jesús se diera entre tantas dificultades, seguro querían algo más tranquilo para sus vidas, pero no porque no se lo hubieran imaginado así, la llegada de Jesús dejaba de ser una bendición. El camino del Señor no es de flores y eso lo sabemos, sus bendiciones siempre vienen acompañadas de retos y desafíos que a veces vemos como adversidades, pero es bueno saber que si Dios lo permite es porque esa prueba es necesaria y va a sacar lo mejor de nosotros, el carácter que el Señor necesita de cada uno para aquello que nos ha sido encomendado.

Hoy te invito a ver estos tres aspectos del nacimiento de Jesús en paralelo con tu vida, ¿estás en espera de algo?, su nacimiento está en control del Señor y Él sabe cómo, porqué y en qué momento hacerlo. Tu trabajo es creerle, confiar en Él y adorarlo, aunque todo parezca adverso y no lo puedas entender.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GVO)

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